Nosotras, las mujeres palestinas de Alkarama y la juventud palestina de Alyudur, alzamos nuestras voces en un rotundo rechazo a los abominables planes de Donald Trump y el régimen sionista que buscan desplazar a la población palestina de la Franja de Gaza a otros países. Esta propuesta, que se presenta como una «solución», es en realidad una continuación de las políticas coloniales y de limpieza étnica que han despojado a nuestro pueblo de su derecho a vivir en justicia y libertad.
Denunciamos que la propuesta de trasladar a más de dos millones y medio de palestinos a Egipto y Jordania, es un intento claro de desmantelar nuestra identidad nacional y cultural; de borrar toda perspectiva justa de resistir la ocupación colonial y de negar los derechos inalienables que nos asisten, como son el derecho al retorno y a la autodeterminación como pueblo. Estas naciones no pueden convertirse en receptoras de la injusticia y opresión que hemos sufrido desde la Nakba de 1948/1949 bajo el régimen sionista.
Los palestinos no somos mercancías; somos un pueblo, con un hogar y un futuro en nuestra tierra.
El discurso de Trump y su desdén por el derecho internacional han llevado a un nivel alarmante la amenaza sobre nuestra existencia. Esto no sólo desestabiliza la región, sino que también desafía la soberanía de naciones enteras. El intento de imponer deseos bajo la ilusión de poder ignorar las complejidades del equilibrio geopolítico, conduce a un camino de fracaso. Los líderes de Egipto y Jordania deben rechazar este plan, ya que aceptar su implementación sería una traición a la causa palestina.
El proyecto de Trump de “limpiar” Gaza, ignora los profundos lazos que unen a los palestinos con su tierra, sólo basta observar la enorme marea de cientos de miles que regresan al norte de la Franja después de resistir un ataque genocida sin precedentes. Este regreso es la prueba del fracaso de Israel, que no ha podido materializar la limpieza étnica. La gente en Gaza resistió, permanecieron en sus tierras y ahora regresan a sus casas. Regresan a un paisaje devastado con sus casas e infraestructura destruida, pero están decididos a no abandonar su tierra.
La lucha palestina es una lucha por la dignidad, la libertad, la justicia y autodeterminación. Los y las palestinas tenemos derecho a regresar a nuestras tierras. No aceptaremos que nuestra gente sea desplazada ni nuestras tierras fragmentadas por un plan que ignora nuestra humanidad y nuestras aspiraciones.
Este intento de anexión será un fracaso estruendoso, y nosotras, las mujeres y jóvenes palestinas, nos comprometemos a resistir y a luchar.
Hacemos un llamado urgente a la comunidad internacional a que se una a nuestro rechazo, y exigimos el apoyo por la justicia y la paz en la región. Que el mundo escuche nuestras voces y comprenda que la verdadera paz solo se construye sobre el respeto a los derechos del pueblo palestino, no a través de planes de desplazamiento y anexión que atentan contra nuestra existencia.
Por la dignidad, la justicia y el derecho a ser libres en nuestra tierra, lucharemos unidas hasta la liberación.
El pueblo palestino es el único que define su futuro.