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Alkarama en el décimo aniversario de Ni Una Menos en Argentina

Este pasado 3 de junio tuvo lugar el décimo aniversario del movimiento NI UNA MENOS en Argentina, en el cual Alkarama estuvo presente participando en la movilización y con la lectura de extracto que a continuación transcribimos:
Desde el Grupo Tucumán por Palestina, y como parte del Movimiento de Mujeres Alkarama, traigo el saludo a esta convocatoria y también les digo que No hay Ni una Menos sin las mujeres, niñas y LGBTIQ+ palestinas. Que hoy están viviendo la intensificación de un genocidio que no es más que una estrategia de la colonización sionista de su tierra originaria, Palestina. Es imperioso detener este genocidio que en pleno siglo XXl nos interpela, nos tiene que interpelar como humanidad. Un genocidio que afecta de manera desproporcionada a las mujeres y niñez, sometiéndoles a todo tipo de violencia física, mental, reproductiva y de género. Un genocidio que se perpetra a través de las bombas y por hambruna, sin acceso al agua, a servicios de higiene o de salud y expuestas a condiciones infrahumanas de sobrevivencia.
Mientras las bombas caen sobre Gaza, se impide la entrada de alimentos, se destruyen pueblos y desplaza a la población en Cisjordania, denunciamos también el viaje que el presidente Milei planea hacer a Israel para inaugurar una línea aérea directa con la ocupación, firmar un memorandum de entendimiento y recibir un premio manchado de sangre por avalar las masacres, en un momento en el que el repudio mundial se expresa en inmensas manifestaciones, acampadas estudiantiles fuertemente reprimidas por los gobiernos imperialistas y una orden de detención contra Netanyahu por crímenes de lesa humanidad. Por eso se hace necesario repudiar este viaje y expresar claramente que en Nuestro Nombre No convalidamos ni el genocidio ni la colonización de un pueblo.
Por último quiero traer las palabras de Mariam Khateeb, palestina de Gaza quien ha manifestado “No hay espacio seguro donde el cuerpo femenino pueda desarrollarse sin miedo. La guerra nos despoja – no sólo de nuestros hogares y posesiones, sino también de los rituales que nos hacen humanos: lavarse, tener menstruación, procesar el dolor en privado.
Pero incluso sin un refugio, nuestros cuerpos perduran. Se acuerdan. Ellos aguantan. Y tal vez, en su temblorosa perseverancia, escriben la historia más verdadera de todas.

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